En cuerpo y alma

Cuando el año pasado teníamos que elegir una asignatura optativa para dar en segundo de Bachillerato, yo lo tenía claro, quería dar psicología. Es algo que siempre me ha llamado mucho la atención y me encantaría seguir aprendiendo sobre ello. Entender el comportamiento humano me parece muy interesante, algo de lo que todos deberíamos tener ciertos conocimientos. Además, aunque no sea exactamente lo mismo, a mi me gustaría estudiar pedagogía y creo que los aprendizajes de este curso me pueden ayudar a entender cómo funciona la mente de los niños. Por ejemplo, cuando hablamos del síndrome de Asperger, me hizo reflexionar y pensar que mucha gente realmente no sabe de estos trastornos pero lo peor es que tampoco quiere saberlo. Ahí está el error, en no querer pensar, comprender, entender e interesarse por cosas que se salen de tu día a día. Durante todo este extraño curso, ha habido clases que se me hacían más o menos pesadas pero siempre que llegaba psicología era como un soplo de aire fr

Este tema ha acarreado bastante “polémica” últimamente ya que el instituto ha hecho obligatorio el uso de la cámara en las clases telemáticas. Las razones de esta situación se basan en la creencia de que muchos alumnos se conectan desde cualquier aparato electrónico a las asignaturas correspondientes pero desconectan ellos mismos de la clase o incluso silencian la lección para poder entretenerse en otros quehaceres o coger el móvil. Esto, trae consecuencias negativas, tanto para los alumnos, que no alcanzan a comprender lo que deberían como para los profesores que en ocasiones tienen que repetir explicaciones gastando un tiempo que, en este curso de segundo de bachillerato, no tenemos. Entiendo que por estos motivos, el centro haya pensado que lo mejor es que todos los alumnos enciendan las cámaras y así se fuerza más la atención, como si estuvieran de forma presencial. Pero esto no siempre es positivo para los estudiantes. En algunas clases en las que nos hemos puesto las cámaras, nos